Colegiata

COLEGIATA

Los datos históricos del siglo XIV asignan a la Villa 11 parroquias que eran las de San Andrés, San Pedro, Santiago, San Juan del Baño, San Justo, San Nicolás, Santa María, San Miguel, San Román, San Juan del Mercado y San Gil. Siendo excesivas para una población, que difícilmente las podía mantener, se pensó en el siglo XV en su reducción, como así se hizo, reservando para la monjas de Santa Isabel la iglesia de San Martín, y la de San Román a las Beatas de San Jerónimo, dando autorización al Duque para derruir las demás y construir la colegiata de Santa María, en la que se acumularon las rentas de todas las eliminadas. En diversos lugares de la Villa puede apreciarse la existencia de algunas columnas, cual cruceros, en algunas plazoletas y calles. Cada columna nos indica donde se encontraban la mayoría de las parroquias derruidas.


Medinaceli era uno de los arciprestazgos del obispado de Sigüenza. Su iglesia principal, Santa María, quizá empezó a reformarse hacia 1490, marchando sus trabajos a tan buen ritmo que, antes de morir en 1501, Luis de la Cerda pudo ver terminada la mayor parte de las obras de cantería, a excepción de la tribuna y el campanario, e incluso debió estar implicado en el concierto para la ejecución del primitivo retablo de su altar mayor, firmado ante el escribano de la Villa Hernando de la Cal. En 1498, después de la demolición de la iglesia primitiva, comenzó a construirse la nave central y en 1504 se había concluido ya la obra. Es de estilo gótico tardío, tiene una nave central con tres tramos y presbiterio. El posterior está formado por el coro bajo, separado de la nave por una reja de hierro forjado. Los dos tramos restantes quedan libres para el culto y se separan del presbiterio por una grada sobre el nivel del templo y por una reja de grandes dimensiones. Cada uno de estos tramos se comunica, a través de aberturas en los muros de la nave central, con dos capillas laterales.
En 1556 el proviso de la diócesis de Sigüenza autorizó hacer en las costaneras de la capilla mayor, sendas tribunas en forma de balcones para que, en la del lado del Evangelio, que se comunicaba con el palacio mediante un pasadizo aéreo de madera, la familia ducal pudiera asistir a las solemnes funciones litúrgicas que se celebraban en la insigne colegiata.
El templo se convirtió en panteón familiar de la casa ducal, construyéndose una cripta con bóveda de sillería y en medio un altar, bajo el mayor, para recoger los distintos miembros de la familia para ser inhumados allí.
En 1619 se inicia la reparación de la colegiata para hacer el panteón de los nobles en los paños oblicuos del altar mayor, y en 1622 ya están terminados los dos armarios funerarios rematados por grandes escudos ducales. En 1632 se hacen los arcos en el presbiterio, en estilo herreriano, trabajados de taracea de mármol negro y jaspe, rematados por un frontón en el que, sobre el águila coronada, se labraron las armas del ducado. En 1656 se hunde el tejado de la iglesia.
En 1698 se publican las condiciones por las que se debía proceder a la ejecución de la actual torre de la colegial, siendo una de ellas que “el segundo cuerpo debe llevar el escudo de Armas de la Casa Ducal de Medinaceli con sus dos leones y dos castillos, y dos bichas o ángeles y su orla alrededor”. La piedra tenía que proceder del término de Miño, y que el maestro que la hiciere había de aprovechar los despojos de la torre anterior y de los torreones que se hayaban delante de la puerta mayor.
En 1735 se pusieron los púlpitos y escaleras para cantar la epístola y evangelio, así como la reja gótica que cierra el presbiterio. Igualmente se iniciaron las obras de carpintería de la coronación del coro, facistol nuevo y adorno del altar de la Concepción, del sagrario para las reliquias.
El XII duque de Medinaceli regaló a la Colegiata en el siglo XVIII el portaviático de plata en forma de pelícano, obra del orfebre Damián de Castro.
Las actuales puertas de madera sustituyeron, en 1824, unos ricos cortinajes de terciopelo negro con pasamanería de oro, que se enlodaron en una inundación del templo.
La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, que durante más de mil cuatrocientos años perteneció a la diócesis de Sigüenza, enclavada en el territorio de la archidiócesis primada de Toledo, pertenece desde 1955 a la diócesis de Osma-Soria, que a su vez forma parte de la archidiócesis de Burgos.
Su órgano, restaurado en 1995, es de 1796, y suena perfectamente, aunque debe mantenerse en uso. Cabe destacar también la talla policromada, de la escuela castellana del s. XVI, del Jesús de Medinaceli.
Hay una capilla vinculada a S. Juan de Letrán (Roma) con indulgencias plenarias y remisión de pecados visitándola y rezando, como acontece también en Mezquetillas.

Bibliografía: “Medinaceli, Historia, Nobleza, Iglesia”, C. de la Casa y J.A. Martín. Soria 2017.