PALACIO DUCAL
El primitivo palacio se construyó hacia 1430-1435. Era de planta cuadrangular, una sola altura y con idénticas dimensiones al actual. Estaba organizado en torno a un patio de columnas, mediante salas alargadas con cámaras en los extremos. En la fachada que daba a la plaza mayor, se abrían escasas ventanas, algunas con balcones, y una sola torre hacia la calle de la Azotea.
Su capilla era espaciosa y contaba con un cuadro del Greco en su retablo, señalando al respecto que era de “extraña composición” y que representaba la oración de Cristo en el Huerto de los Olivos. En las paredes había otras pinturas de devoción de estilo flamenco.
Desde su construcción y a lo largo de doscientos años se llevaron a cabo numerosas reformas, reparos y adicciones que fueron modificando sustancialmente la estructura original. Incluso se construyó, en 1556, un pasadizo elevado para comunicar el palacio con la Colegiata.
Hacia 1623, Juan Gómez de la Mora le dotó de su fisonomía actual, transformando la fachada, la escalera y el patio, siguiendo el modelo herreriano del palacio de Uceda en Madrid. En la planta sótano se hallaban las cocinas y los almacenes. La planta baja era ocupada por las dependencias de representación y administración de la Casa Ducal. La capilla, así como los dormitorios y salones privados, se encontraban en la planta noble. Las torres albergaban los archivos, y las buhardillas las habitaciones de la servidumbre.
Entre 1726 y 1735 se acometieron reparaciones que afectaron a la fachada, concretamente a las molduras de sus ventanas, y a los tejados, rehaciéndose todas las buhardillas.
A finales del siglo XX se reconstruyen las torres laterales, basadas en el proyecto de Gómez de Mora.
Entre 1985 y 1992 M. Manzano Monis, lideró un ambicioso proyecto en el que proponía una consolidación general, no obstante hubo de limitarse a los niveles de forjado y a la cubierta del ala este, incluida la torre de la capilla.
Entre 1994 y 2000, J. C. García-Perrote Escartín y J. C. Gómez González se centran en la fachada principal, levantando las torres laterales y abriendo las ventanas cegadas. También se terminan de rehacer las cubiertas y se apuntala el patio central, que se apoya en dos arquerías, dórica de medio punto abajo y de arcos rebajados de tres centros en la planta superior. La fachada principal se distribuye simétricamente, con portada adintelada, balcón corrido y cuerpo superior rematado por el escudo de los infantes de la Cerda. A ambos lados cuatro ventanas por planta, con frontones curvos en la superior.
En el año 2006, I. Mendaro Corsini dirigió las obras de rehabilitación del claustro. En 2007 se acomete la adecuación de algunas salas, a cargo de M. Tugores Rull, para adecuarlas a un uso expositivo.
J. Vitoria Ágreda diseñó en 2012 la cubierta transparente sobre el patio central. Su proyecto contemplaba el aprovechamiento de la misma con vistas a la climatización del palacio.
El proyecto de restauración “Roma en la Soria celtíbera. Obras de consolidación y reparación parcial del palacio ducal de Medinaceli”, dirigido por el arquitecto J. E. Jiménez Catalán y ejecutado por Construcciones Alfredo Llorente Romera, ha incidido en la consolidación y recuperación de una parte del inmueble. Las obras se han concretado en la adecuación íntegra de las salas de la planta baja del palacio. Se incluían partidas propias del ámbito constructivo: albañilería, carpintería, suelos y pintura, pero además se implementó la mejora de la accesibilidad y los sistemas de calefacción e iluminación de las salas. En este ámbito se llevó a cabo el desescombro de los sótanos del palacio, partida en la que quedaron incluidas las pertinentes actuaciones arqueológicas. Por otro lado se efectuó la extracción manual del relleno que colmataba el aljibe. Así mismo se han sustituido los saneamientos de los aseos.
También se procedió al vaciado de un aljibe romano, en perfecto estado de conservación, localizado en los sótanos del palacio. Este fue reutilizado con posterioridad hasta época moderna, siendo incluido en la fábrica del palacio en un momento indeterminado, mediante la apertura de un acceso en una de las paredes laterales y el refuerzo de la misma. Está construido con la técnica de encofrado de argamasa y posee bóveda de medio cañón.
Aunque el proceso de ruina ha sido frenado en su mayor parte, todavía es necesario seguir actuando en este conjunto arquitectónico. Gran parte de sus salas todavía no están acondicionadas para su uso o exhibición. Y a todo lo anterior se añade que, por su gran envergadura, requiere de un mantenimiento continuado.
Sin entrar en detalles, hay zonas sin consolidar que precisan de una intervención urgente. Además son numerosos los espacios que, aún reparados, se hayan inacabados, ya que tras la restitución de sus estructuras (forjados, muros y cubiertas) se requiere de actuaciones complementarias para su adecuada puesta en uso. La utilización del inmueble es la vía más efectiva para proseguir con esta dinámica de conservación. La amplitud de las salas y el marco arquitectónico incomparable son adecuados para un uso expositivo, entre otros muchos. En la actualidad alberga una muestra de arte contemporáneo y en una de estas salas, acondicionadas en la presente intervención, se expone el mosaico romano aparecido en la calle de San Gil.
Fue declarado Monumento Nacional en 1979 y, en 1995, el gobierno regional y la Fundación de la Casa Ducal firmaron un convenio de para que albergue una biblioteca americana de 250 libros, un archivo documental de la Casa de Medinaceli, un museo arqueológico y una pinacoteca.