DIOSES PROTECTORES DEL HOGAR
En todas las culturas han existido deidades que protegían el hogar, o partes de él, su entorno y sus habitantes. Entre los griegos Tags era el dios protector de la casa, la familia y los niños.Entre los celtas Teutates, más conocido como Tutatis gracias a Asterix, era el Dios protector de las ciudades y pueblos.Para los íberos Baraeco es el dios protector de los poblados y de las ciudades amuralladas y Tullonio el genio protector del hogar y la familia.Entre los romanos los Lares eran deidades hijos de Lara (o Larunda), una de las náyades, y el dios Mercurio (algunas fuentes mencionan a Júpiter) cuyo origen se encuentra en los cultos etruscos a los dioses familiares.
Las familias romanas sentían una gran veneración por los lares, que representaban en forma de pequeñas estatuas. Estas se colocaban tanto dentro como fuera de la casa en pequeños altares llamados lararia (sg. larario), donde se realizaban ofrendas o se les rendía oración. En la casa (sg. domus), el larario solía situarse en el atrio, lo más cerca posible de la puerta principal. En el caso de los apartamentos (pl. insulae), el lararium se colocaba cerca de la cocina, aunque en una misma casa podían existir varios y no era extraño que se encontrasen en los dormitorios. Lo que era importante, sin embargo, es que no estuviesen en lugares poco transitados o escondidos, con el fin de que no fuesen ignorados u olvidados. Se les hacían ofrendas de alimentos, racimos de uvas, coronas de espigas, tarros de miel, tortas de harina. En los grandes acontecimientos familiares, bodas, defunciones…, se les honraba de forma especial y como mínimo una vez al mes se quemaba incienso y se hacía una libación de vino en su honor.
Los Manes en la mitología romana, eran otros dioses familiares y domésticos o caseros, por lo general asociados a los Lares o dioses familiares y Penates o dioses de la despensa. Eran espíritus de antepasados, que oficiaban de protectores del hogar.
El Limen o Limentinus era una divinidad que protegía los hogares; en especial, se encargaba de los marcos de las puertas y las ventanas. Invocándolo, se prevenían visitas inesperadas. Junto con Cadera y Fórculo defendían a los niños del ataque de los espíritus malignos, conocidos como Estriges. Estos seres tenían el aspecto de ave, y por las noches se introducían en los hogares para chupar la sangre de los niños.
Con el Edicto de Milán, promulgado por Constantino I en 313 d.C., se admitió al cristianismo entre las religiones lícitas con una visión tolerante hacia el paganismo y otras formas de elección de conciencia. Pero, a partir de Teodosio I el Grande, comenzó un ataque abierto contra la antigua religión, muy arraigada aún entre el pueblo. Obligados a profesar una única religión oficial, muchas personas continuaron con sus prácticas anteriores, pero dándoles un tinte «cristiano». De esta forma el larario mantuvo su posición cercana a la puerta de entrada, pero conteniendo una imagen de Jesús, de un santo o hasta de la Virgen.