Bartolomé de la Plaza (Medinaceli 1529-Valladolid 1600) fue un religioso español, obispo de Tui (1589-1597) y de Valladolid (1597-1600), primero de la sede vallisoletana.
Estudió en la universidad de Sigüenza y en la de Granada, continuando después en el llamado Mayor de Cuenca de Salamanca. Era esta la habitual carrera de los que llegaban a ser presentados para gobernar una diócesis. Fue primero canónigo de la Colegiata de Baza (Granada), pasando después a ser magistral de su Catedral además de rector del colegio de Santa Cruz de la Fe de aquella capital. Por su reputación, Felipe II lo presentó a obispo de Tui, en Galicia, en 1589, tomando posesión en su nombre el canónigo Pedro Martínez el martes 17 de octubre. Hizo un sínodo diocesano durante su mandato. Allí permaneció siete años hasta que en 1596 era preconizado como primer obispo de la sede de Valladolid, elevada a sede catedralicia poco antes por Clemente VIII. La provisión de un cargo episcopal se prolongaba en el tiempo. La entrada solemne de Bartolomé de la Plaza a esta ciudad se retrasó hasta la festividad de San Pedro el 29 de junio de 1597. Aunque ya existía un seminario para Valladolid, en virtud de una bula de Sixto V anterior a 1595, el nuevo obispo adecuó su funcionamiento, admitiendo 24 colegiales, en lugar de los 8 anteriores. Recibía en septiembre de 1600 la imagen de una Virgen destrozada por los invasores ingleses que asaltaron Cádiz, denominándola este prelado en su sermón como «la Vulnerata». Días después, el 10 de octubre de 1600, moría el obispo víctima de la peste que asolaba Castilla, y que había anunciado en sus revelaciones la mística María Escobar. Murió pobre, según Manuel de Castro, sin dejar casi para pagar su entierro. Lo cierto es que la renta de esta diócesis era muy reducida.
Inicialmente fue enterrado en la segunda colegiata o catedral vieja, junto al antiguo sepulcro del conde Ansúrez, luego sus restos fueron trasladados a la actual catedral de Valladolid en 1669.